Por: Eduardo Ramos Garbiras
Odontólogo - Magister Salud Pública
Las incrustaciones dentales tienen una fascinante historia en el campo de la odontología. Su uso se remonta a la antigüedad, donde los egipcios y los romanos utilizaban materiales como el oro para restaurar dientes dañados.
Sin embargo, fue a mediados del siglo XIX cuando el Dr. Charles Land creó las primeras incrustaciones dentales en porcelana. Estas incrustaciones, también conocidas como incrustaciones inlay, se utilizaban para reparar dientes afectados por caries o fracturas de manera más conservadora que las restauraciones tradicionales.
Con el tiempo, los materiales y las técnicas para las incrustaciones dentales han evolucionado significativamente. Hoy en día, se utilizan materiales como cerámica, resina y zirconio, que ofrecen una mayor resistencia y estética. Además, la tecnología digital ha permitido la fabricación precisa de incrustaciones mediante escaneos intraorales y sistemas de diseño y fabricación asistidos por computadora (CAD/CAM).
Las incrustaciones dentales se han convertido en una buena opción para restaurar dientes, ya que proporcionan una solución duradera y estética, preservando la mayor cantidad de estructura dental natural posible. Su evolución continúa, y la odontología moderna sigue aprovechando los avances tecnológicos para mejorar aún más esta valiosa técnica de restauración.
Por ejemplo, cambiar viejas obturaciones dentales por incrustaciones en disilicato de litio ofrece varias ventajas:
1. Estética mejorada: Las incrustaciones de disilicato de litio son altamente estéticas, ya que se asemejan al color natural del diente, lo que resulta en una sonrisa más natural y atractiva.
2. Durabilidad: Las incrustaciones de disilicato de litio son resistentes y duraderas, lo que significa que tienen una vida útil más prolongada en comparación con algunas obturaciones dentales convencionales.
3. Conservación de la estructura dental: Al colocar una incrustación, se requiere menos eliminación de la estructura dental sana en comparación con las obturaciones tradicionales, lo que ayuda a preservar la salud del diente a largo plazo.
4. Resistencia a las fracturas: Las incrustaciones de disilicato de litio son más resistentes a las fracturas y desgaste en comparación con ciertos materiales de obturación, lo que las hace ideales para dientes que soportan mucha presión al masticar.
5. Biocompatibilidad: Este material es altamente biocompatible, lo que reduce las posibilidades de reacciones alérgicas o sensibilidad dental.
6. Ajuste preciso: Las incrustaciones en disilicato de litio se diseñan y fabrican artesanalmente o mediante tecnología CAD/CAM, lo que permite un ajuste preciso y una adaptación óptima al diente.
Es importante consultar con un odontólogo calificado para determinar si las incrustaciones en disilicato de litio son adecuadas para su caso particular y obtener los mejores resultados.