Tener una bella sonrisa nunca había sido tan estresante.
Hemos observado que un número creciente de pacientes se ha obsesionado con el blanqueamiento de sus dientes y que sus sonrisas resplandecientes ocultan un oscuro secreto: la blancorexia. Los adictos al blanqueamiento dental sufren una suerte de dismorfia dental u obsesión por la apariencia de sus dientes, y abusan de los productos de blanqueamiento de venta libre hasta el punto de que su dentadura empieza a sufrir erosión, con el daño permanente resultante. “Los blancoréxicos nunca están satisfechos con su sonrisa."
El peróxido de carbamida, el agente blanqueador usado, puede irritar las encías, causando sangrado y recesión. El sobre blanqueamiento también puede provocar que el esmalte de los dientes se debilite y se desarrolle hipersensibilidad y decoloración al volverse el esmalte translúcido. En algunos casos ha sido necesario recubrir los dientes o reemplazarlos como consecuencia del adelgazamiento causado al esmalte.
No es recomendable abusar de estos mecanismos, y ser muy conscientes de que el blanqueamiento dental a diferencia del aclaramiento, son opciones que deben ser recomendadas por un profesional en el tema, y que los usuarios no se deben dejar llevar por la publicidad desenfrenada a la que se enfrentan en los últimos días, que no tiene ningún control y engaña a muchos.
A todos nos gusta lucir una bonita sonrisa, y que nuestros dientes presenten una tonalidad clara que transmita un aspecto sano y estético. Pero cuando el deseo de tener unos dientes más blancos llega a poner en peligro la propia salud bucodental del paciente, se trata de una obsesión. Hablamos de la blancorexia, una adicción que entraña importantes riesgos. Los dientes sanos no son absolutamente blancos, aunque con una higiene y unos cuidados adecuados, o con ayuda de un tratamiento de blanqueamiento dental a cargo de un odontólogo profesional, se puede conseguir mejorar el color de los dientes haciéndolos más blancos.
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